Por Luis Miguel Andrade Fernández
Hace catorce años publiqué en un
diario regional un artículo llamado EL PAÍS RECLAMA, movido entonces por la
frustración, la rabia, la impotencia y la tristeza de ver cómo mi país era
dirigido por una clase de políticos, que yo creía que eran corruptos y
desalmados, que robaban y estafaban los sueños de los venezolanos, y justamente
por eso se dio impulso a una clase de líderes "antipolíticos",
supuestamente libres de todos los vicios del pasado... Y muy probablemente en
los primeros había efectivamente personas corruptas y desalmadas, que
merecieron haber sido juzgadas y condenadas y que no lo fueron. En lugar de
ello, para apoyar a la antipolítica, se reivindicó la subversión y se condenó a
la democracia...
Yo escribía "...el país
reclama que sus hombres saquen la cara por él...". Ha pasado el tiempo, he
crecido, he madurado y he visto cómo se han vulnerado hasta los principios más
elementales del sistema democrático; he visto cómo se ha malgastado el dinero
de la nación (mucho más que aquellos famosos 250 millones de bolívares de antes);
he visto cómo el sistema de salud se ha deteriorado hasta lo impensable; he
visto cómo se ha querido (y logrado) dividir a los venezolanos; he visto cómo
se compran conciencias y he visto cómo se manipula y engaña deliberadamente a
un pueblo que creyó, que aún cree y que insólitamente, a pesar de todo, seguirá
creyendo... Creyendo en un discurso que es sólo eso: un discurso.
Así que, amigos, tenemos ante nosotros la oportunidad de frenar la caída libre que lleva Venezuela en ese barranco que se autodenomina Socialismo del siglo XXI, sistema político en el que se enriquecen, desvergonzadamente, personas que antes no tenía ni dónde “caerse muertos”, según revelaban ellos mismos; un sistema avalado por figuras del deporte y la farándula (nacional e internacional) A PESAR de ganar salarios en moneda extranjera, vivir fuera del país y gozar de beneficios no destinados al resto del soberano; un sistema en el cual conocidos, amigos y familiares justifican medidas de represión hacia estudiantes, persecución a los gremios (como a los médicos), cierre de canales de TV, presencia de “focas” en la Asamblea Nacional, el TSJ, la Fiscalía, etc, etc; y un país del cual muchos, incluyéndome, hemos pensado seriamente (otros sí lo materializaron) emigrar...
Entonces, pienso, hoy el país
reclama mucho más que hace catorce años. Reclama que tú, que yo, que todos
saquemos la cara por él. En nosotros está decidir el camino que tomará
Venezuela, el camino por donde nuestros hijos caminarán. Si en verdad los
países progresan, entonces ¡que la búsqueda del progreso sea nuestro norte!
¡POR FAVOR, VOTA!
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